La crisis migratoria que vive actualmente la frontera norte de México continúa en aumento. Migrantes de diversas partes del mundo continúan llegando desde la frontera sur del país con dirección al norte, en su búsqueda por llegar a los Estados Unidos.

Migrantes originarios de Rusia, Afganistán, Nicaragua, Honduras, Venezuela, El Salvador, así como migrantes de otros estados de la república mexicana han hecho campamento en los límites territoriales de la frontera norte, en las proximidades del puerto de entrada de San Ysidro.

La violencia ha sido una de las principales razones por las que los migrantes han tenido que salir de su lugar de origen. Tales son los casos de ciudadanos de países de Asia del sur en donde los regímenes políticos ejercen prácticas extremistas o de los mismos migrantes mexicanos provenientes de estados como Michoacán, en donde familias enteras han tenido que abandonar sus hogares a consecuencia de la violencia producida por cárteles de la droga.

Migrantes provenientes de Venezuela refieren que la violencia ha incrementado en los últimos días, sumándose así, a la difícil situación económica que viven bajo el mandato del presidente Nicolás Maduro.

Tijuana vive una situación sin precedentes en su historia; miles de migrantes continúan llegando a la ciudad fronteriza sin un panorama claro o alguna certeza de que serán atendidos por las autoridades estadounidenses. Migrantes ubicados en la garita peatonal de San Ysidro refieren que la comunicación con los agentes de la policía fronteriza de los EEUU ha sido nula; los agentes, mencionan los migrantes, se acercan para contabilizarnos y luego se van sin dar explicaciones.

Cabe señalar que desde hace aproximadamente un mes no ha sido posible solicitar asilo político desde la aplicación CBP-One, vía legal propuesta por el gobierno de los EEUU, encabezado por el presidente Joe Biden, ya que dicha aplicación no funciona; al no poder ingresar por dicha vía, su única alternativa es ser escuchados por autoridades personalmente. A pesar de la difícil situación que viven los migrantes, se han mantenido en forma pacífica.

Desde el pasado 11 de mayo, con el fin del título 42, que permitía la expulsión inmediata de migrantes ilegales de los Estados Unidos, la gran ola migratoria golpeó la frontera entre México y el país vecino. Sin embargo, aquello terminó justo como se encuentran ahora, en una prolongada espera sin las soluciones esperadas. Por otra parte, aquellos que logren cruzar la frontera de forma ilegal y sean atrapados por las autoridades, además de ser deportados inmediatamente, también serán castigados con cinco años sin poder solicitar a través de vías legales su ingreso a los Estados Unidos.

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