Jaime Martínez Veloz —candidato a la diputación del Distrito 5 de Tijuana por la coalición “Va por Baja California”, integrada por los partidos PRI, PAN y PRD— asiste a la manifestación pacífica por la no expropiación del Club Campestre. Tijuana está demostrando que el cambio es posible, la ciudadanía está pasando de la indignación a la acción organizada, pues la preocupación por el infundado ataque a la propiedad privada por parte del Gobierno del Estado ha causado que todos griten ¡Tijuana no se expropia!

Veloz sostiene que la política de pelear y trasladar las riñas personales a las decisiones de gobierno: bordea en una actitud infantil. El Gobierno del Estado debe tener la suficiente madurez, lucidez y pertinencia para no nublarse el juicio con emociones equivocadas. La cuarta transformación parece integrar a su sistema de usos y costumbres el atropello público, el agandalle y el insulto al prójimo, pero sobre todo: la falta de correspondencia entre lo que se hace y lo que se dice.

Veloz comenta que la expropiación del Campestre atiende a una medida unilateral que ahuyenta la inversión, y exhibe una acción primigenia e ignorante ante los asuntos públicos, la actual administración gubernamental no deja de sorprendernos con sus tropelías.

Lo que realmente preocupa en este asunto es el atentado a la legalidad y al patrimonio de los bajacalifornianos. Incluso Tatiana Clouthier, Secretaria de Economía, muestra su rechazo ante estas medidas que sufren la carencia de una justificación genuina. La expropiación de la propiedad privada abre una serie de preguntas que inquietan ¿Qué sigue? ¿El patrimonio personal? ¿Nuestras casas? Veloz argumenta que no debemos permitir que acciones de esta índoles sigan abrumando a la ciudadanía, cuando frente a nosotros tenemos crisis y prioridades que siguen sin atenderse, olvidándose y acumulándose hasta el hartazgo, hasta el vómito de personalidades riesgosas, peligrosas y excesivas.

Veloz propone que de favorecerle el voto ciudadano este 6 de junio, habrá de terminar toda relación del Estado con aquellos que ocupan el escaño con ilegalidad, corrupción e insensatez. Tijuana no se vende, no se expropia, no se rinde, ni se pone de rodillas.