Ashley Summers de 35 años, disfrutaba de unas vacaciones familiares en el Lago Freeman, a las afueras de Monticello en Indiana, Estados Unidos, pero desafortunadamente, conforme pasaba la tarde a lado de sus hijos y su pareja, comenzó a sentirse mal y experimentar fuertes dolores de cabeza, mareos y vómito, algo que ella asoció con síntomas de deshidratación.
A raíz de ello, Ashley ingirió dos litros de agua en un lapso de tan solo 20 minutos, una acción que terminó por provocarle la muerte, y es que cuando llegó a su domicilio, se desmayó y perdió el conocimiento.
Lamentablemente, tras ser trasladada a un hospital, los médicos comprobaron que la joven sufría de una grave inflamación cerebral, y falleció a los pocos minutos de haber sido ingresada.
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El Hospital Health Arnett, lugar donde la joven fue atendida, confirmó a los familiares que la causa de muerte fue la denominada "toxicidad del agua", una especie de envenenamiento que ocurre cuando se ingiere demasiada agua en muy poco tiempo o cuando los riñones retienen líquidos por algún problema de salud.
Los familiares de Ashley decidieron donar sus órganos, tal y como ella misma había pedido meses atrás, la joven pudo donar su corazón, su hígado, sus pulmones, riñones y parte de su tejido óseo, una bondadosa acción que ha podido salvar cinco vidas.
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