Miembros de una iglesia de San José, California, realizaron un "exorcismo" a una niña de 3 años el año pasado, acto que terminó con la vida de la menor. Los miembros comentan que la ceremonia fue para "liberarla de sus malos espíritus" y que la muerte de la niña fue por "voluntad de Dios" y no por el exorcismo.

Esta semana, la oficina médico forense del condado de Santa Clara declaró la muerte de Arely Naomi Proctor como homicidio por asfixia. Claudia Hernández madre de la niña, fue arrestada y acusada de agresión contra un infante causándole la muerte, pues según las autoridades la madre le apretó el cuello durante el exorcismo; pero Huezo abuelo de la niña, ni otros participantes han sido acusados por dicho exorcismo.

Entre otras cosas, a la ceremonia asistió uno de los sospechosos del secuestro de un niño en San José el mes pasado, pero los lideres de la iglesia comentaron que no sabían nada al respecto.

El abuelo dijo que siente mucho dolor por la muerte de su nieta, ya que es difícil lo que pasó, pero “son las cosas de Dios, y todo está en la voluntad de Dios sin importar cuán pequeño o grande sea”. Huezo dijo que la niña no gritaba ni mostraba signos de miedo.

Un miembro de la iglesia que no estuvo presente el día del suceso, mencionó que debieron buscar asistencia médica inmediatamente, ya que la madre de la niña llamó al 911 aproximadamente dos horas pues.

“Sabemos que no hemos hecho nada oscuro, y sabemos que tenemos la conciencia tranquila, que no hemos hecho ningún daño, que no hemos provocado la muerte de la niña”, mencionó Ayala. “Como digo, no se tomaron precauciones ni acciones para atender ese caso. Eso fue algo natural que sucedió”.

Oscar Ayala no estuvo de acuerdo con el uso de "exorcismo" pero enfatizó que las posesiones demoniacas si son reales, “Si leen la palabra del Señor, saben que Jesús echa fuera los demonios”

Por último los feligreses y miembros de la iglesia se consternaron al darse cuenta que una mujer sospechosa de secuestrar a un niño de tres mes el mes pasado, era miembro de su congregación.

“Sabemos que esta persona vino aquí, pero afuera, como en su vida privada, no lo sabíamos. Nunca sospechamos nada, y nunca imaginamos que esto sucedería”

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