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How I Met Your Mother: ¿Por qué no es apta para Millennials?

Desde homofobia hasta actitudes machistas, sería imposible de ver la serie en estos tiempos

Decir que vivimos en momentos de alta censura seguramente será una afirmación que provocará la furia de muchos. En general, se habla de que la libertad de expresión se mantiene intacta y que lo que verdaderamente se critica de series, canciones y películas es aquello que ofende, provoca o pueda generar y alimentar un discurso de odio. Ciertamente no se debe fomentar la apología del machismo o el racismo, pero rápidamente se llegó a un punto extremista en el que absolutamente todo puede ser ofensivo y, por lo tanto, cancelado.

Parece que la gente ahora se dedica única y exclusivamente a ver todo con lentes de cancelación. Primero toman cualquier trabajo, de verdad el que sea, y lo diseccionan hasta encontrar un punto que, llevado al extremo de la malinterpretación o bajo la lupa de la falsa indignación, puedan tomar como el todo de la obra para probar que se trata de algo sexista, racista, retrógrada, etc. Hay dos aspectos que han dado poder a este tipo de actitudes tan ridículas. Por un lado, la facilidad con la que se publica y se viralizan los contenidos de internet. Por el otro lado, que los creadores mismos han llegado a ceder ante incongruencias con tal de no perder a su público.

Peor aún cuando los ataques no son a trabajos presentes, mismos que claramente deberían tener mejores procesos de filtración para evitar la desigualdad y los clichés agresivos. Día a día alguna persona “descubre” que algo hecho hace un montón de años resulta ser racista y, en vez de comprender el contexto y naturaleza de la creación (que para nada justifica el racismo, pero que explica por qué se hizo como se hizo), deciden que debería desaparecer de la faz de la Tierra.

Dicho esto, es claro que ciertos programas de televisión que en su momento fueron muy populares, ahora serían destruidos y atacados desde su primer episodio. Si las nuevas generaciones inconformes ya han atacado series como Friends o The Simpsons, es evidente que otras sufrirán lo mismo pues su contenido es similar. How I Met Your Mother realmente está en problemas, más allá de su criticado final. Desde los ideales grotescos de su protagonista hasta las tendencias machistas de todo el elenco, esta serie sería imposible de hacer en estos delicados tiempos.

Barney es sexista y un agresor sexual

Barney, interpretado por Neil Patrick Harris, es algo así como un fuckboy con corazón de oro. Capítulo a capítulo vemos al personaje conquistando a una nueva mujer de todas formas inimaginables para, eventualmente, enamorarse genuinamente de Robin, casarse, divorciarse, y encontrar la estabilidad en la clásica solución de: hombre machista tiene una hija. El personaje es el eje cómico de la serie y funciona para equilibrar las formas de Ted, quien en su idea de hallar el amor verdadero se hace de una larga lista de ex novias. Barney también ayuda a contrarrestar las formas tradicionales y leales de Marshall (Jason Segel).

Pero entre risa y risa se puede encontrar un punto crítico en este personaje. Barney no sólo conquista a mujeres, abiertamente las engaña y abusa emocionalmente de todas ellas. Entre los perversos actos que ha cometido el personaje están: fingir una enfermedad terminal, fingir ser una celebridad, fingir empatía por mujeres vulnerables y tristes, explotar la soledad de algunas, manipulación y ghosting, aprovecharse de mujeres tontas y de ebrias (al grado de perder la conciencia), todo para obtener sexo a cambio. Por supuesto, el abuso no acaba ahí, Barney es conocido por mentir, desaparecer, ignorar a sus viejas conquistas, y hasta por filmarlas manteniendo relaciones sexuales sin su consentimiento.

Ted y la muerte del amor romántico

No hay campaña actual contra el abuso a las mujeres que no incluya la premisa de acabar con el ideal del amor romántico. Esta propuesta implica que las mujeres, en su mayoría, fueron expuestas constantemente a la idea de la media naranja, de un hombre que llegará a salvarlas y que el amor todo lo logra superar. El problema no es el creer en el amor es en aguantar conductas violentas porque se cree que el amor las solucionará. Ted (Josh Radnor ) es el clásico personaje enamorado del amor, pero lo que inicia como una etapa común de los veinte se convierte en una obsesión que nos revela a un protagonista mucho más oscuro y hasta con tendencias machistas.

Ted espera a su alma gemela, de eso se trata toda la serie, pero se va a extremos peligrosos que dañan a las mujeres que dice querer. Presiona constantemente para salirse con la suya en pro del amor verdadero, pero se ofende y se hace el dolido cuando las cosas no resultan y se percibe a sí mismo como la víctima de ellas. De igual manera, su obsesión por Robin (Cobie Smulders) no se percibe como un “están destinados uno al otro”, sino como un “voy a agotarla hasta hacerla mía”. El final de la serie terminó por confirmar esto, pues la dichosa madre que motivó toda la historia se muere después de darle a Ted la vida que él sí quería (un matrimonio tradicional, una casa y dos hijos) y por la que Robin nunca cedió para así dar el golpe final de que, después de años de manipulación emocional y una esposa enterrada, el galán por fin puede estar con su amada sin que se le escape.

Robin y su (no) maternidad

En toda su gracia, Robin sigue siendo un cliché. Se presenta como cero femenina, alejada de los ideales “tontos” de las mujeres de las que se rodea. Constantemente la ponen como si fuera más cercana a una figura masculina que se emborracha y prefiere ver deportes que ir de compras. La sola forma en que abordan esto es negativo pues hay un montón de mujeres que gustan del deporte y son madres, o que beben cerveza y gustan de ir de compras. Pero la idea de que Robin sea tomboy es para mostrarnos lo “especial y diferente” que es a otras mujeres. Por supuesto, es claro que lo que más la aleja de esto es el que no quiere tener hijos, como si esa decisión se reservara a aquellas que quieren trabajar y viajar por el mundo, mientras que las que se vuelvan madres están por siempre atadas.

Pero la cosa no acaba aquí. El que Robin no quisiera tener hijos es muy respetable y la serie pudo aprovechar esa conversación para mostrar que no todas las mujeres desean lo mismo y eso está bien. Pero no, en vez de eso en capítulos posteriores ella descubre que no puede tener hijos y todo un episodio se enfoca en la vida que pudo ser de haber quedado embarazada. Es decir, Robin ya no será madre no por decisión propia, sino porque su cuerpo no se lo permite. Le quitan toda autoridad e independencia y la hacen cuestionarse algo que ya no puede cambiar aunque quisiera.
Homofobia constante

Los tres protagonistas masculinos se encuentran constantemente en situaciones que, según ellos, ponen de alguna manera a prueba su hombría. Es curioso que Barney sea especialmente homofóbico considerando que el actor que lo interpreta es parte de la comunidad LGBT. Hay momentos en que él está seguro de que una lesbiana puede “convertirse”, y de hecho hace de esta premisa una misión. También se puede incluir una de las escenas más criticadas en la actualidad que es cuando Ted habla del juego “who´s hot and who´s Scott” (¿quién es sexy y quién es Scott?), que se refiere a identificar a una persona trans entre un montón de mujeres.

Estas actitudes y tendencias no se limitan a los hombres. La amistad de Robin y Lily (Alyson Hannigan) también sufre de este absurdo de creer que las mujeres más cercanas tendrán momentos de conexión lésbica. De hecho, muchos creen que Lily es bisexual pues conforme avanzaron las temporadas hablaba más y más de cómo veía con deseo, y ya no la admiración de una amiga, a Robin hablando constantemente de su cuerpo. Esto corresponde a la clásica visión machista que dice que dos mujeres juntas, muy juntas, fácilmente pueden dar el paso a situaciones lésbicas, mismo cliché que se ve en la pornografía barata.

Marshall, que en teoría es el más estable de todos, molesta a Robin porque ella cae en el truco del hombre desnudo y tiene relaciones sexuales con un extraño. Este mismo personaje es el que primero le da prioridad a su vida que a la de su esposa aún cuando ya habían quedado en que se mudarían juntos a Europa. Claro, Marshall cambia de opinión al final, pero eso no quita que tomó una decisión importante minimizando un acuerdo con Lily, engañándola y luego regañándola porque sus sueños son más infantiles y menos relevantes que los suyos.

Muchas cosas sucedieron a lo largo de todos esos años y lo que primero se vendió como la historia de un hombre extremadamente romántico y resistente a las rupturas amorosas, pronto se convirtió en un programa con personajes que afirman que la culpa de que las conquistas de Barney sufran no es de él, sino de ellas por dejarse. How I Met Your Mother da muchísimo material para cualquiera que será, y ya es, usado en su contra. Tal vez si después hacen un reboot se les obligue a ser más incluyentes para evitar la invasión de protagonistas blancos heterosexuales.

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Nota publicada originalmente en Tomatazos

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