El exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, acusado de lavado de dinero y asociación delictiva, ha llegado a México a repartir culpas contra funcionarios que cayeron en actos ilícitos. Sus primeras declaraciones han dado mucho de qué hablar.
En una columna de El Universal, el periodista Carlos Loret de Mola indicó que “los fajos de billetes de los sobornos por la reforma energética solían entregarse en bolsas de Louis Vuitton y de otras boutiques carísimas, que iban engrapadas en la parte superior para evitar que se viera el contenido”.
Loret recalcó que las cajas fuertes donde se guardaba el dinero estaban ubicadas en la zona de Polanco y que estas median alrededor de medio metro de altura.
Les cabía más cash de lo que uno pudiera imaginar. Sólo se abrían bajo las órdenes de Froylán Gracia García, brazo derecho del entonces director general de Pemex, Emilio Lozoya. ¿Para qué servía ese cash? Para sobornar políticos en el marco de la aprobación de la reforma energética en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Los sobornos eran entregados a veces en los departamentos o en la torre de Pemex, sin embargo, cuando se perdió el pudor, varios legisladores en sus jornadas de trabajo eran vistos caminando por la Cámara de Diputados y Senadores con sus bolsas de marca en mano.
De las personas vinculadas con estas acciones se sabe muy poco. Los únicos que conocen sus nombres son el propio Lozoya y sus operadores Froylán Gracia y Carlos Autrey. A pesar de esto, se estima que están en la mira Manuel Bartlett, Zoé Robledo y Miguel Barbosa., quienes habrían participado en las transacciones.
Con información de Diario Noticias Web
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