Dentro de las elecciones que se están desarrollando en Baja California, distintos partidos políticos tienen como tarea construir una campaña que les permita convencer a los ciudadanos de ser los más indicados para gobernarlos y ofrecerles una mejor calidad de vida.

Lo cierto es que muchos se esconden detrás de su publicidad y no muestran sus verdaderas intenciones.

Podemos ver que partidos como PRI, PAN y en especial MORENA, adoptan el papel que siempre se ha desarrollado en México, es decir, el de políticos inversionistas.

Esto es, partidos que gastan millones de pesos para dar a conocer a sus candidatos, hombres que no piensan realmente en el bienestar de la sociedad, de escucharlos y ayudarlos. Al contrario, en lugar de tirar enormes cantidades de dinero en promocionarse, atenderían con ese dinero las necesidades de los ciudadanos.

Tratan de ocultar estas acciones a través de despensas, vales y playeras que los candidatos ofrecen. Despilfarran dinero en espectaculares, spots, volantes, banderas, comerciales, etc. para tratar de persuadir a la sociedad y convencerla que son los indicados.

Podemos observar que sus visitas a comunidades son aparatosas, con grandes cantidades de personas que acuden no por su preferencia, sino por las dádivas que ofrecen. ¿Qué se espera de esta clase de candidatos?

Claramente se percibe que su intención sólo es comprar a las personas. No les interesa preguntar ni escuchar sus necesidades, no les importan.

Sin embargo, en esta situación y de manera contraria a este comportamiento, existe un hombre que recorre toda Baja California de manera entusiasta, con compromiso, dedicación y preocupación por aquellos deslumbrados con espejitos y olvidados a su suerte.

Después de haber visitado otros estados de México en su larga carrera política , Jaime Cleofas Martínez Veloz, quien cabalga con la bandera del PRD, demuestra el compromiso que tiene no sólo para los bajacalifornianos, sino para el país entero, y no mediante regalos o el gasto inútil de economía en publicidad, sino a través de valores, aquellos que tanta falta hacen y que nos garantiza un mejor porvenir.

Es Martínez Veloz el hombre que acude a eventos con seguidores seguidores fieles a él. No acarreados con mentiras: llegan ahí porque saben que estarán frente a una persona humana, sencilla, que se preocupa por su bienestar y que puede ayudarlos.

Ésta es la manera más leal de hacer campaña. Muchos pueden ofrecer dinero, comida u objetos, pero pocos escuchan y atienden. Veloz alcanza a indígenas, pobres, todos por igual. Si alguien tiene el corazón de ayudar a los olvidados y discriminados y que tiene la bondad de ayudar al resto, es él, pues la pobreza y la desesperanza no le son indiferentes.

Es el candidato que no es millonario, que no viaja en transportes de lujo, que no posee un grupo de seguridad. su riqueza estriba en la caridad, empatía, preocupación y coraje por defender a aquellos que lo necesitan. El molde con el que se hizo Jaime Martínez Veloz hace tiempo que está roto.

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