Frente a cada elección, los contrincantes suelen asegurar que se trata de la “madre de todas las batallas”. El próximo año no será distinto, por lo menos en cuanto a la pronunciación de la frase. Es cierto que la extrema polarización en la que se encuentra sumido el país ha provocado la consolidación de dos grandes bandos: por un lado, el oficialismo (PT-PVEM-MORENA); por el otro, la oposición (PAN-PRI-PRD).
Derivado de ello, las fuerzas políticas -hasta ahora- consideradas minoritarias se han convertido en una opción viable para el electorado. El caso de Movimiento Ciudadano (MC) y algunos partidos políticos con registro únicamente local, como el Partido Encuentro Solidario en Baja California (PES BC), Nueva Alianza en el Estado de México y Unidad Democrática de Coahuila, son el claro ejemplo.
Hace unos días, el fundador y coordinador nacional del Movimiento Naranja comenzó una gira de trabajo en Tijuana, advirtiendo que sería un recorrido por todo el territorio mexicano. Durante un encuentro que sostuvo con algunos de los más representativos líderes de opinión de la región, Dante Delgado aseguró que México está por encima de los intereses partidistas e invitó a redimensionar la cultura cívica ante lo que llamó un “desvarío” de gobierno. “Han acreditado que tienen el poder de no poder”, sentenció el también senador de la República.
Delgado insistió en que el protagonista debe de ser el ciudadano y debe ser la ciudadanía y solamente la ciudadanía quien construya la agenda pública para consolidar un buen gobierno. Por supuesto que no dejó pasar la oportunidad para promocionar a su partido ofreciéndolo como un conducto o medio de acceso al poder, sugiriendo que, a través de MC, los liderazgos ciudadanos se conviertan en liderazgos políticos. ¡Que acomedido salió el hombre!
Casi al final de su intervención, el líder moral del partido naranja anunció que su siguiente destino sería Monterrey donde se encontraría con uno de los políticos que ha adquirido una fuerte presencia, con base en la popularidad de su extinto padre, pero también con mérito propio: Luis Donaldo Colosio Riojas, quien actualmente preside el Ayuntamiento de la capital nuevoleonesa.
El nombre de Colosio Riojas suena y suena fuerte como una de las opciones que podría resultar más competitivo frente a la aplastante corriente oficialista, sin embargo, como lo he dicho en público y privado anteriormente: si Luis Donaldo realmente quiere ser presidente de México debe continuar desarrollando su carrera política, aún le faltan muchos espacios que ocupar y el partido político del presidente sigue siendo asfixiante, en todo el sentido de la palabra.
Si el hijo del excandidato presidencial priista, Luis Donaldo Colosio Murrieta (1950-1994), no quiere ser el jefe del Estado mexicano, entonces sí, que acepte la invitación a sacrificarse, porque, a como están las cosas, su candidatura ocuparía un lugar más en el Tzompantli electoral moderno.
Lo que no puede negarse es que Movimiento Ciudadano y los partidos políticos locales pueden ser los grandes beneficiados durante las elecciones de 2023 y 2024, dado que el desgaste que ha sufrido el bloque oficial y la mala fama que se carga la oposición tradicional, los han posicionado como una tercera opción bastante atractiva al grado de que gobiernan dos de las cinco principales urbes de México.
Post scriptum: “La victoria pertenece al más perseverante”, Napoleón Bonaparte.
* El autor es escritor, catedrático, doctor en Derecho Electoral y asociado del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).
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