Una característica demográfica constante que por muchas décadas se ha presentado en México es que salvo algunas pocas excepciones, en la gran mayoría de los estados del país un centro de población concentra a la mayor parte de los habitantes urbanos del mismo (frecuentemente la capital), o por el contrario en menos casos, la población del mismo se distribuye en varias ciudades relativamente pequeñas. Pocas entidades federativas cuentan con por lo menos 2 ciudades grandes. Analizando datos del censo 2020 bajo el lente de dos categorías particulares se observa que Baja California es el único estado del país que cuenta con 2 centros de población que figuran tanto en la lista de las 15 ciudades más pobladas, al igual que en la lista de las 15 zonas metropolitanas más pobladas de México, siendo estas Tijuana y Mexicali. El único estado en el que se presenta una condición similar, pero no al grado de Baja California, es el estado de Chihuahua con Ciudad Juárez y Chihuahua la capital. Es importante hacer la distinción entre ambas categorías ya varias de las ciudades con mayor población del país forman parte de una sola zona metropolitana y por lo tanto forman un solo centro de población, como es el caso de las ciudades que forman la megalópolis del Valle de México, o el caso de Guadalajara y Zapopan entre otros.

El dato es relevante, especialmente si consideramos que estas dos ciudades prácticamente nacieron y se desarrollaron en el siglo XX. Tijuana fue fundada en 1889 y Mexicali en 1903. A pesar de que las historias de Tijuana y Mexicali, donde hoy en día se concentra más del 80% de la población del estado, cuentan con similitudes y fueron afectadas por muchos eventos relacionados entre sí, inicialmente se desarrollaron con un buen grado de independencia la una de la otra. Las regiones en las cuales Tijuana y Mexicali se desarrollaron durante el siglo XX habían pertenecido históricamente a diferentes, aun cuando no totalmente inconexos, corredores de viaje e intercambio comercial que corrían de manera paralela pero que rara vez se interceptaban. La región en la cual Tijuana nace y prospera había pertenecido por un par de siglos dentro del contexto del corredor misional del Pacífico. Por otra parte, Mexicali y el Valle Imperial florecieron en una región que formaba parte del corredor del Mar de Cortés y el Río Colorado.

Las sierras y desiertos que bisectan la península y el estado de California hacían difícil el traslado este-oeste de personas y bienes, creando una fuerte barrera entre el corredor costero y el interior. Las diferencias entre las historias locales de Tijuana y Mexicali se estrecharon conforme avanzó el siglo XX, en gran medida debido al paulatino proceso de mexicanización del territorio y al desarrollo de infraestructura que promovió mayor comunicación. A pesar de ello, a lo largo del siglo XX, ambas ciudades demostraron contar con una personalidad distintiva y una dinámica de crecimiento particular. La historia ha visto una alternancia entre ambas ciudades como la más poblada del estado, hasta la década de los sesentas del siglo pasado Tijuana sobrepasó a Mexicali como la ciudad con mayor población de la entidad, por primera vez desde inicios del siglo XX.

Este fenómeno de crecimiento y desarrollo explosivo en lo que al principio del siglo XX era el rincón más lejano y despoblado de México, es inconcebible sin el fenómeno que represento el sur de California durante el siglo XX y en la actualidad a escala global. Ambas ciudades han encontrado una identidad y vocación propia que debe continuar complementando el desarrollo y crecimiento de la región. Una región binacional que apareció y se ha desarrollado bajo sus propias reglas ya que Washington y la Ciudad de México estuvieron muy lejos hasta hace poco. Ambas ciudades se benefician del crecimiento mutuo y de la sana competencia, la cual debe impulsarse bajo una estrategia que abarque lo económico, político, urbano y cultural.

Video relacionado: Alfredo Gutiérrez: Tijuanense que llega a la NFL este 2021