Una familia interpuso una demanda en Mexicali contra la Clínica Internacional de Especialidades luego de que unos médicos cortaran accidentalmente la oreja de un bebé durante una cesárea al utilizar sus celulares para iluminarse durante el proceso en medio de un apagón sucedido en el hospital.

De acuerdo con el documento presentado ante el Ministerio Público el pasado 9 de junio, fue la abuela del niño, Sonia María, quien denunció que su hija, Karla Martínez, asistió a una intervención quirúrgica programada para tener a su bebé donde terminro por provocrle lesiones al recién nacido.

Durante el procedimiento, justo al momento de ser anestesiada, se registró un apagón y sin informar a la familia, 2 doctores y un anestesiólogo decidieron alumbrar con sus celulares para continuar.

Asimismo, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) reportó que el 6 de enero se registró una falla en la Central Generadora Privada de Ciclo Combinado, la cual provocó un apagón en Baja California y Sonora, que afectó a unos 350 mil usuarios.

La falta de electricidad duró alrededor de media hora, exactamente entre las 12:48 y las 13:15 de la tarde, mientras que la cesárea de Martínez estaba programada en punto de las 13:00 horas.

Además, pese a que la NOM-197-SSA1-2000 establece que, como parte de los requisitos mínimos de infraestructura de hospitales y clínicas, estos deberán contar con una Planta de emergencia de energía eléctrica, el sitio no contaba con tal recurso.

“Opérala así, no pasa nada (…) Va a ser una aventura… nunca hemos operado a nadie así”, dijo la joven madre que escuchaba estando plenamente consciente pero sin sensibilidad de la cintura para abajo, en medio de la penumbra.

El personal discutía realizar el procedimiento bajo condiciones nunca antes presentadas, pero nunca tomaron en cuenta a la joven, ni el miedo que sentía en ese momento.

Recostada y sin entender la situación, una enfermera entró al quirófano y le preguntó al doctor si dejaba pasar a su marido, y el doctor rápidamente respondió: “no, que no pase, no hay luz”. Después entre el mismo personal prendieron las lámparas de dos o tres celulares e iniciaron la cirugía.

Al terminar el procedimiento una persona simplemente se acercó a Karla para advertirle que durante la intervención uno de los doctores le había cortado la oreja a su bebé accidentalmente, una secuela que afectaría a su bebé, de nombre Julián, de por vida.

Hasta la fecha nadie en el hospital se ha acercado con la familia, ni para pedir disculpas ni para hablar de la reparación del daño, no solo por la manera en la que se realizó la cirugía, sino por el trato hacia la paciente y el bebé.

“Desde el día dos de mi cesárea me paré para proceder con todo lo de mi hijo… no hay palabras para describir lo que uno siente. Nada me van a regresar los días perdidos con mi hijo, ni con mi esposo, los tres felices y descansando… La justicia para mí es que paguen las consecuencias de la planta de luz, la cirugía sin luz, la cortada de oreja… que paguen”, exigió la madre de Julián.

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