Este jueves, personal médico del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) confirmó el primer caso de la enfermedad murcomicosis diagnosticado en territorio nacional, misma que mundialmente ha sido conocida como “Hongo Negro”.

Fue un joven de 34 años de edad llamado Gregorio Avendaño Jiménez, quien había pasado previamente por covid-19 sin presentar síntomas graves, en quien se detectó la infección, pues días más tarde fue ingresado de emergencia al Hospital General de la Zona 71, ubicado en la localidad de Chalco, Estado de México.

De acuerdo con el diario Milenio, el 10 de mayo Avendaño se realizó una prueba PCR para ver si padecía coronavirus, misma que salió positiva, pero logró recuperarse satisfactoriamente desde casa. Para el 26 del mismo mes, el hombre experimentó parálisis facial y otros síntomas, teniendo que ser internado en el centro médico mencionado anteriormente.

El hermano de Gregorio, Ángel Avendaño, mencionó que también presentó un moretón en el ojo izquierdo que poco a poco fue extendiéndose en todo su rostro. Tras los eventos, el paciente fue consignado a un doctor especialista en otorrinolaringología, el cual confirmó que se trataba de murcomicosis u “hongo negro”.

El estado de salud del joven se reporta grave y no ha mostrado gran mejoría, por lo que autoridades de salud informaron que fue trasladado hoy jueves al Hospital de La Raza, en la capital del país, donde recibirá atención médica especializada.

Los “hongos negros” son microorganismos que producen una infección que puede llegar a ser mortal, y que recientemente ha tomado mayor notoriedad en India, donde se ha presentado como una coinfección que afecta también a pacientes del virus SARS CoV-2

Hasta el momento, 3 países de Latinoamérica registran los únicos 3 diagnósticos positivos de la enfermedad en enfermos que también sufren o sufrieron de covid-19, el primero fue Chile, luego Uruguay, ambos lo anunciaron la semana pasada, y ahora México se unió a la lista con el caso de Gregorio.

El hongo es capaz de multiplicarse dentro del organismo a un ritmo realmente veloz, destruyendo vasos sanguíneos, tejido pulmonar e incluso los globos oculares. A pesar de que la tasa de incidencia es muy baja, diversos estudios afirman que su mortalidad radica en un 50% y en conjunto con el coronavirus la letalidad aumenta notablemente.

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