El día domingo 14 de febrero las autoridades de Guinea emitieron un anuncio oficial donde se afirma la existencia de una nueva epidemia de ébola en la comunidad rural de Gouéké, África y brotes en la República del Congo. Hasta el momento se registran siete contagios y tres muertes en el área.

De acuerdo con las primeras investigaciones, el origen del brote ha sido rastreado hasta el funeral de una enfermera fallecida el 28 de enero, donde múltiples personas presentaron síntomas después de acudir a él. Igualmente, la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria Guineana confirmó que tres pruebas enviadas a los laboratorios de Guéckédou y Conakry dieron positivo a ébola.

Tratándose del primer brote desde la epidemia de 2014-2016, el Ministerio de Salud ha tomado medidas para detener la propagación del virus. Se han puesto en marcha protocolos de rastreo y aislamiento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha comenzado a enviar dosis de vacunas para frenar el brote, se han enviado cinco toneladas de medicamentos a las zonas más afectadas, difusión de medidas de sanidad, entre otras cosas.

Sobre todo, se busca frenar el virus que tiene una tasa de mortalidad del 80 por ciento y cuya cura aún no existe. Hasta el momento solo hay dos vacunas experimentales y medicamentos que alivian los síntomas. Por dichas razones, la OMS y el país africano le pide a la ciudadanía estar pendientes de la sintomatología del virus (fiebre alta, dolor de cabeza y musculares, vómitos y diarrea). Así como tomar medidas de sanidad necesarias, puesto que el virus se transmite a través del contacto directo con la sangre o por fluidos corporales contaminados.

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