Uno de los elementos más esenciales para adornar nuestras casas en estas fechas es sin dudas el arbolito de navidad, sin embargo, ¿qué tanto sabemos de su significado?

Para resolver el enigma debemos remontarnos a los celtas de Europa Central, mismos que usaban a los árboles, especialmente el abeto, para adorar a sus dioses, es decir, se trataba de una tradición pagana. Se dice que San Bonifacio, evangelizador de Alemania en el siglo VII, tomó un hacha y cortó un árbol que representaba el Yggrasil, y en su lugar plantó un pino, que, por ser perenne, simbolizó el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas.

Las manzanas representaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas aludían a la luz de Jesucristo como luz del mundo. Al paso del tiempo las manzanas se tornaron en esferas, y las velas en luces y otros adornos.

Ya en el año 1605 en Alemania, apareció el primer árbol decorado y se agregó a la tradición poner regalos bajo el mismo, enviados por San Nicolás o los Reyes Magos para los niños.

En Finlandia, el arbolito llegó en 1800, en Inglaterra lo hizo en 1829 y en España en 1870, gracias a una princesa de origen ruso llamada Sofía Troubetzkoy.

Entre otros simbolismos, la estrella en la punta del árbol hace referencia a la estrella de belén, lo listones o lazos son la unión de las familias y personas queridas alrededor de los dones que se desean dar y recibir, mientras que las campanas aluden a la alegría por el nacimiento de Jesús.

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