Los medios y las fuentes hablan de que el domingo 15 de septiembre el Zócalo de la capital del país fue abarrotado por 80 mil personas, quizá más, que acudieron al llamado del Presidente Andrés Manuel López Obrador para conmemorar, con fiesta y grito, la Independencia de nuestro país.
La celebración ha sido calificada como austera, sobria. Causó buena impresión y sabor de boca aunque no hubo quien, como Vicente Fox, que criticó al Presidente por la falta de boato. Dijo que le dio lástima ver a Obrador ta solo, tan disminuido.
Los predecesores de AMLO estaban acostumbrados a rodearse de todo aquél que estuviera dispuesto a lucir junto a ellos, especialmente en la noche que se celebra a la Patria. Esto, porque una era la celebración para el pueblo, en la plancha frente a Palacio Nacional y otra a puerta cerrada, cuyo lujo hacía rememorar la época colonial.
Por el dispendio era que el palco lucía lleno años anteriores. La noche del domingo AMLO solo fue acompañado por su esposa. Fue él y el pueblo coreando los 25 vivas que lanzó, uno de ellos dedicado a los indígenas del país.
Tras el Grito, siguió una fiesta a la mexicanidad. Como se dijo, sobriedad y suficiencia acorde al discurso de la austeridad republicana. Sin embargo, los excesos se dieron en otro tenor, en uno de los más simbólicos que podamos encontrar.
Al día siguiente, en el desfile cívico militar, los innumerables asistentes notaron la presencia de grupos de personas a quienes identificaron como beneficiarios de los programas sociales del la 4T, específicamente jóvenes del programa "Construyendo el Futuro".
La Secretaria del Trabajo, Luisa alcalde, justificó esto en el argumento que "ellos son los que representan la Cuarta Transformación." Dijo que con "el apoyo que el Gobierno Federal otorga a los jóvenes, que no estudiaban ni trabajaban, se cumple una deuda histórica con este sector de la sociedad que muchas veces no tiene alternativas."
Es decir ¿el apoyo es condicionado a desfilar y a lucir las veces que sean necesarias en los eventos masivos como el desfile por la Independencia? ¿Es una maniobra para que quede claro que están ahí gracias al apoyo del Presidente? ¿Adoctrinamiento? Siempre se ha hecho uso de los menos desfavorecidos para formar cuadros clientelares. Esto tiene nombre: se llama corporativismo.
La inconformidad en redes sociales no se hizo esperar. Hubo quien criticó, incluso, que se permitiera la participación de pipas de gasolina, trabajadores de CONAGUA junto al caso de los jóvenes beneficiarios pero no de representantes, por ejemplo, del histórico Escuadrón 201.
Todo desfile, especialmente el del 16 de septiembre y el del 20 de noviembre, son parte de los rituales que exaltan el nacionalismo. En este caso, el mexicano. Otros los tenemos en las asambleas escolares al rendir honores a la bandera cantando el himno nacional o jurar lealtad a ella y por ende, a la patria.
Justo en ellos es que el Estado muestra su músculo a la sociedad. Por eso exhibe sus fuerzas: al ejército y sus diversos componentes -hoy se añade la Guardia Nacional- grupos paramilitares, escuelas, sindicatos. Todos aquellos que de alguna manera son parte de él y por lo tanto, gozan de sus recursos y estructuras.
Por eso la crítica de hacer desfilar a los beneficiarios del programa social. Con eso, los incorporan a la maquinaria del Estado. Los tienen cooptados con las becas, los usan como músculo. Esperemos no verlos nunca como halcones.
editorial@sandiegored.com
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