Un nuevo reporte indica que la Academia Méxicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) quiere prohibir el doblaje de las películas al español con base en un artículo de la Ley Federal de Cinematografía (LFC). Esto habría sucedido durante las mesas de trabajo que la Comisión de Cultura ha tenido con miembros de la institución y también con otros productores de cine en el país.
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De acuerdo con El Economista, la AMACC buscaría aplicar y reformar el artículo octavo de la LFC para que las producciones extranjeras, que con frecuencia desplazan a la producciones nacionales en cartelera, deban exhibirse en su idioma original a excepción de ciertas películas que sí podrían ser dobladas, como las que están dirigidas a niños (tipo Toy Story 4) y los documentales de carácter informativo. Esto fue lo que se propuso según el diario:
Las obras cinematográficas y audiovisuales serán exhibidas al público en su versión original y, en su caso, subtituladas al español en los términos que establezca el reglamento. Las clasificadas para el público infantil y los documentales educativos podrían exhibirse dobladas al español y a lenguas indígenas.
No obstante, el reporte también trae a colación otro testimonio de una fuente presente en dichas mesas quien asegura que esto es una medida tramposa para hacer más molesto al público ver cintas extranjeras que no podrían, de aceptarse esto, estar dobladas al español para así “obligar” al público mexicano a ver las producciones nacionales que sí están en el idioma predominante del país.
En otras palabras, dificultar a la población el acceso y vista del producto gringo. Obvio esto es un proteccionismo disfrazado, que se usó desde los 70 hasta el 2000 para que la gente en los pueblitos no tuviera otra más que ver los productos en español de ficheras y demás.
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Es decir, lo que realmente buscaría está supuesta reforma sería llevar al público a ver cine producido en México a través de evitar que la gente que no habla inglés vea películas extranjeras. Una medida que parece desesperada y más bien en contra del beneficio del público pues no son frecuentes las producciones mexicanas que consiguen el visto bueno de la crítica especializada, aunque siempre hay honorables excepciones.
Y también habría que considerar que prohibir el doblaje a la mayoría de las cintas acaba con una fuente de empleo, pues hay actores que trabajan prestando su voz a los personajes de franquicias extranjeras de enorme éxito, ejemplo de ello podría ser la reciente Avengers: Endgame cuya alta demanda evidentemente requería de funciones dobladas al español.
Habría que preguntarse si la Comisión de Cultura está interesada verdaderamente en la distribución de filmes de alta calidad, pues también habría que considerar que hay muchas otras cintas extranjeras y no estadounidenses que llegan a México y que podrían beneficiarse de ser dobladas al español para que el público pueda acceder a ellas, un ejemplo de este año podría ser el thriller surcoreano Burning, que apareció en varias listas de lo mejor a nivel mundial del 2018 y duró poco en cartelera. Parecería que quitar la opción al público de ver películas en su idioma es más bien una traba adicional a la difusión cultural.
Habría que pensar más bien en una forma de dar mayor distribución a filmes nacionales antes que restringir a su competencia en espera de que el público se resigne a verlas. Por ejemplo, películas como Los Años Azules, El Sueño del Mara'akame o Fausto, todas las cuales han recibido una espectacular respuesta de la crítica, tuvieron una exhibición muy pequeña y poco duradera incluso en la Ciudad de México. Un vez más, el verdadero problema yace ahí donde la política parece no verlo o peor aún no querer verlo.
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Vía Tomatazos
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