Alto al fuego. La Guerra de los Aranceles terminó hoy. Muchos han dicho que era una de las bravuconerías que caracterizan al Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Otros, que era un ardid publicitario, pues está en campaña por su reelección.

Por su parte, el Presidente de nosotros los mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, ha levantado las opiniones de siempre: o de total apoyo o de total rechazo. Nosotros mismos lo satirizamos en las redes refiriéndonos al texto enviado a Trump y a la marcha por la dignidad de México y Amistad con el Pueblo Estadounidense como "AMLOVE Vol. 2."

Sin embargo, no hemos terminado de aprender a leer a ambos personajes. Los performances políticos que vemos son solo uno de los aspectos de la complejidad de las fachadas que constituyen sus identidades políticas. Ni Trump en un simple bully ni Andrés Manuel un hippie con dejos de chimoltrufio.

No: los dos saben bien lo que hacen. Los dos tienen bien medido a sus públicos. Los dos nos tienen justo en donde nos quieren. Pocos mandatarios en nuestras respectivas historias han logrado esto.

Por supuesto que ambos van a vender la nota como triunfos. Y lo son. Uno, Donald, dirá que al fin meterá en cintura a México en el tema migratorio y que de manera simbólica ha expandido su frontera hasta Guatemala y Belice y el otro, Andrés Manuel, que es una oportunidad para atender el tema de la seguridad, sin mencionar la crisis que de hecho sí tenemos.

El acuerdo tomado entre ambos países vías sus respectivos cancilleres y delegaciones se basa en el despliegue de la Guardia Nacional en todo el territorio de la República con énfasis en la frontera sur mexicana. Cosa que de alguna manera iba a suceder.

La Guardia fue creada para salvaguardar la Seguridad Pública y suplir la presencia del ejército en las calles y así guardar la Constitución, pero sus detractores han sido muchos, especialmente la oposición que critica cualquier movimiento que hace Andrés Manuel. Hasta de sus sombra se quejan.

Aquí el pretexto perfecto: se despliega la Guardia por acuerdo con Estados Unidos, se combate la inseguridad del país sin reconocerla -AMLO señala como culpables de la misma a sus antecesores y el combate al huachicol ya no es pretexto para invisibilizarla- pero se tiene la oportunidad de cambiar el nombre a la crisis migratoria y de derechos humanos al interior de México. Este es el documento del acuerdo, que nos llega vía nuestro amigo y colega César Faz:

Importante leer. Es el “a cambio de qué”. pic.twitter.com/cT0RuoLeWq

— César Faz (@cesarfaz) June 8, 2019

Se dirá que no se opera contra los migrantes ni contra su paso por el país, sino contra las bandas de trata y tráfico de personas. Cosa al final positiva, pues ésta es otra de las expresiones del llamado crimen organizado, el cual no solo descansa en el narcotráfico.

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