Investigadores y alumnos de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) desarrollaron nueve propuestas urbano-arquitectónicas y medioambientales para construir dos edificios de departamentos en el espacio que ocupó un conjunto habitacional de 48 viviendas en tres torres, una de las cuales colapsó a consecuencia de los sismos del pasado 19 de septiembre.
Los proyectos fueron efectuados como parte de un convenio de colaboración entre la Casa abierta al tiempo y la Asamblea de Condóminos de la Calle Escocia Núm. 29 –en la colonia Parque San Andrés de la Delegación Coyoacán de la Ciudad de México– y serán presentados con la posibilidad de que alguno resulte seleccionado para ser construido.
El doctor Salvador Duarte Yuriar, profesor del Departamento de Métodos y Sistemas, informó que originalmente el conjunto constaba de tres torres, una de las cuales colapsó y las otras dos resultaron muy dañadas, por lo que el Instituto de Seguridad de las Construcciones del gobierno de la capital dictaminó la conveniencia de demolerlas para edificar nuevas.
Luego de un acercamiento con los damnificados, 36 alumnos del módulo XII de la Licenciatura en Arquitectura –divididos en nueve equipos– crearon sus respectivos proyectos, junto con compañeros del tronco terminal de ese programa en la unidad de enseñanza aprendizaje Desarrollo de espacios arquitectónicos III.
La primera etapa para generar el plan consistió en valorar el área, en virtud de que eran inmuebles con restos de cimentación que en su momento se resolvieron con base en pilotes de fricción, los cuales están hincados en el suelo y aunque el derrumbe permitió tener limpio el terreno había que revisar esa condición.
La segunda consideración fue elaborar un planteamiento que –en caso de ser materializado– cumpla con los principios de resiliencia –es decir, que ofrezca seguridad estructural “porque todos quedamos muy sensibles con el tema del sismo y sus efectos”– y de sustentabilidad, lo cual significa que desde el concepto original se calcule que los edificios sean adecuados para el medio ambiente por su diseño bioclimático y el uso de elementos y sistemas ecológicos susceptibles de ser reciclados.
Otro requisito es la habitabilidad, que consiste en que los inmuebles satisfagan las necesidades materiales y espirituales de vivienda, haciéndolos funcionales, cómodos, confortables, higiénicos y estéticamente bellos.
Las propuestas cumplen con la normatividad vigente del Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal –ahora Ciudad de México– expedido en 2004 y modificado parcialmente en 2017, así como con los requisitos del Plan de Reconstrucción de la capital, de tal suerte que “tenemos nueve planteamientos con matices distintos, todos atendiendo el nuevo programa arquitectónico” y el marco regulatorio.
Sin embargo “no pudimos consensuarlos frente a frente con los ciudadanos, porque mientras el trimestre escolar tenía su propia dinámica y ritmo, aquéllos buscaban alojamiento o recorrían caminos para conseguir apoyos, a la vez que eran tomadas decisiones para reconstruir las viviendas”, precisó el doctor Duarte Yuriar.
Respecto de la posibilidad de ejecutar alguno de los proyectos, el investigador comentó que “hay expectativas buenas” y recientemente representantes del gobierno capitalino convocaron a una reunión, por conducto del rector de la Unidad Xochimilco, doctor Fernando de León González, “para invitarnos a presentar iniciativas susceptibles de ser financiadas con el fondo de reconstrucción de la ciudad”.
Por medio de instituciones –en este caso la Casa abierta al tiempo– podrían obtenerse los recursos para desarrollar el proyecto ejecutivo del trabajo elegido por los vecinos para después materializarlo en dos torres de ocho niveles y tres o cuatro sótanos para cajones de estacionamiento.
En la planta baja de ambos edificios se trazaron al frente los accesos peatonal principal y vehicular, una caseta de control, dos locales comerciales, la casa del conserje, un área para basura, la escalera de emergencia, el núcleo primordial de escalera y elevadores y un área libre para generar un vergel pequeño de zonas verdes –integrado por flora endémica, con el propósito de mejorar el microclima y la percepción psicológica de los habitantes para propiciar las condiciones que permitan conformar un ecosistema de fauna nativa– así como un lugar de juegos infantiles, con andadores peatonales, arriates, fuentes y esculturas –como remate visual– donde los adultos mayores puedan caminar y asolearse en forma segura, informó el académico.
Además de los niveles para estacionamiento, los inquilinos dispondrán de una planta de tratamiento de aguas residuales que facilitará tres usos del líquido y una casa de máquinas; también tendrán una azotea verde habilitada como un espacio de convivencia y alojamiento de celdas solares, con el fin de que al menos diez por ciento de la energía sea producida mediante esta tecnología, así como un sistema de captación de aguas pluviales.
Los departamentos miden 71.5 metros cuadrados, atendiendo el plan de reconstrucción que señala que debe respetarse el tamaño original, “algo que para nosotros fue una limitación”; cada nivel tiene ocho viviendas, de manera que en vez de las 48 iniciales serán 64, lo que significa 16 más, porque la legislación de reconstrucción dice que es viable aumentar la cantidad hasta en 35 por ciento para que ese ingreso excedente reduzca el monto de inversión de los vecinos.
Luego de agradecer el compromiso de los jóvenes, quienes no escatimaron tiempo ni esfuerzo para este proyecto, el doctor Duarte Yuriar anunció que el siguiente paso será presentar las propuestas a los habitantes, con la expectativa de que escojan uno de los nueve para llevarse a cabo.
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