Ya todos sabemos que Francia es el actual campeón de la Copa Mundial de Fútbol pero lo que no sabemos es lo que pasa con el galardón después de que todos los jugadores besan el galardón, después de que todos los equipos y aficiones regresan a sus casa y todas las luces se apagan.
Contrario a lo que unos pensarían algunos, la Copa no se la queda el equipo ganador, si no que la regresa a a la tranquilidad del pequeño pueblo de Paderno Dugnano en la región metropolitana de Milán, en el norte de Italia en una fecha no divulgada por razones de seguridad.
Allí, en un pequeño galpón, localizado en una calle de una zona industrial, los siete trabajadores de orfebrería de la compañía GDE Bertoni están listos para recibirla.
Su deber es reparar las huellas dejadas después de los días de fiesta y dejar el trofeo como nuevo, grabando en la base circular el nombre del último campeón.
"Hace cuatro años le tocó a él hacer el grabado", contó Pietro Bambrilla de 45 años, señalando a su compañero Salvatore Iannetti, de 48.
Para llevar a cabo la inscripción se utiliza una máquina electrónica grande, como si fuese una impresora industrial, que tiene en la punta un mecanismo similar al de un pirógrafo.
El nuevo trofeo fue encargado después de que Brasil ganará la Copa Jules Rimet por tercera vez en 1970, como se había establecido desde un principio cuando nació la Copa del Mundo de fútbol.
Lo que conservan los equipos, son réplicas de la copa original.
Vía: BBC
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