Tras 7 años de sufrimiento y tragedia, los Kowalski finalmente puede tomarse un respiro luego de que un jurado dictaminó una sentencia en favor de los demandantes contra un hospital de Florida que acusó a la madre de la familia de abuso infantil, llevándola al suicidio.

Un juicio de 8 semanas iniciado en el mes de septiembre llegó a su final el día de hoy con el hospital Johns Hopkins All Children’s condenado a pagar 211 millones de dólares por haber acusado a Beata Kowalski, madre de Maya Kowalski, de abuso infantil.

La pesadilla que llevó al suicidio de Beata comenzó en 2016 y fue retratada en el documental “Take Care of Maya”, donde la familia cuenta de primera mano la tristeza qué pasó su madre por la enfermedad de su hija.

Más de 7 cargos fueron presentados contra el hospital

El hospital Johns Hopkins, ubicado en St. Petersburg en la costa oeste de Florida, fue acusado y ahora sentenciado por los 7 cargos presentados en su contra, estableciendo como dictamen final que el instituto médico deberá compensar a la familia de Maya Kowalski por el daño causado.

Entre los cargos que se les imputaron se encuentran:

- Falsa Prisión
- Negligencia Médica
- Facturación Fraudulenta
- Agresión a un menor de edad

Cuando tenía 10 años de edad, Maya fue diagnosticada con Síndrome de Dolor Regional Complejo (SDRC), una rara condición neurológica que causa un fuerte dolor ante el más mínimo contacto.

Cuando la madre la llevó al hospital en cuestión por un dolor de estómago, los servicios médicos denunciaron a su madre ante el Departamento de Niños y Familias (DCF por sus siglas en inglés), bajo el argumento de que trataba a la menor con Ketamina, medicamento que aliviaba su dolor según Beata.

El jurado determinó entonces tras un largo juicio que la institución médica incurrió en una conducta “extrema e indignante” en el trato hacia Maya, pues más tarde se reveló que colocaron a la niña en una habitación equipada con videovigilancia durante al menos 48 horas e incluso la desnudaban parcialmente y la fotografiaban sin el permiso de sus padres.

La madre fue acusada de abuso infantil y después de más de 2 meses alejada de su hija e inculpada por un crimen que jamás cometió, se suicidó en enero de 2017, a los 43 años de edad, dejando a su familia destrozada.

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