Noah Langlois es un pequeño de tan solo dos años de edad, que se ha ganado el cariño y respeto de miles de médicos alrededor del mundo. Aún con todos los pronósticos en su contra, desafió las probabilidades de supervivencia y se encuentra recuperándose de un cáncer de hígado en etapa 3.

Noah nació prematuro, y a tan solo 25 de semanas de embarazo su madre lo dió a luz, por lo que tuvo que estar en cuidados intensivos, y durante los primeros meses presentó diversas complicaciones.

Sin embargo, fue hasta que cumplió un año que le fue detectado un enorme tumor, y desafortunadamente tras los estudios, el diagnóstico fue desalentador, era cancerígeno y ocupaba el 90% de su hígado.

“Tenía hepatoblastoma, que es el tumor más común que ocurre en los niños, sin embargo, su caso fue un poco más complejo, porque en el momento del diagnóstico ya tenía muchas comorbilidades.”, mencionó la doctora Jennifer García, del Holtz Children 's Hospital, ubicado en Miami, Estados Unidos.

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En ese momento, iniciaron con el tratamiento, pero las quimioterapias no funcionaron y el tumor seguía creciendo, las probabilidades de realizar un trasplante se reducían cada vez más. Razón por la cual el equipo de especialistas médicos del Hospital Holtz propusieron un tratamiento experimental llamado embolización Y-90, el cuál se había utilizado únicamente en pacientes adultos.

“La embolización y-90 es una inyección de microesferas de material radioactivo, estas microesferas se anclan, se tapan los vasos que llevan sangre al tumor. Al tapar la irrigación del tumor hacen que el tumor sufra de falta de flujo de sangre y se encoja. Al mismo tiempo deposita, justo en el lecho del tumor, un material radioactivo que produce radiación focalizada”, aseguró Juan Pablo Solano, médico especialista en cuidados intensivos pediátricos.

Afortunadamente, el tratamiento funcionó y el tumor logró encogerse, lo que lo convirtió en candidato para un trasplante. Tras un año y tres meses en el hospital, finalmente podrá volver a casa, aunque con algunos cuidados y monitoreo por parte de especialistas durante los próximos años, para asegurarse que el cáncer no regrese.

Un avance significativo para la medicina, y un verdadero regalo de vida para Noah, un bebé que en todo momento se aferró a luchar y que demostró una fuerza y valentía admirable.

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