En su informe mensual, los meteorólogos emitieron una advertencia sobre El Niño, indicando que las condiciones para su desarrollo están presentes y se espera que se fortalezcan gradualmente durante el invierno. Este fenómeno se caracteriza por el calentamiento anormal de las aguas superficiales del Océano Pacífico central y oriental, cerca del ecuador, y ocurre cada 2 a 7 años.

La climatóloga Michelle L'Heureux, de la NOAA, afirmó en un comunicado que "según su intensidad, El Niño puede tener diversos efectos, como el aumento del riesgo de lluvias torrenciales y sequías en diferentes partes del mundo". Además, recordó que el cambio climático puede exacerbar o mitigar su impacto, lo que podría llevar a nuevos récords de temperaturas.

Según la NOAA, la influencia de El Niño en Estados Unidos es débil durante el verano y se intensifica a finales de otoño hasta la primavera. Según las previsiones de este mes, se espera que las condiciones sean moderadas o fuertes durante el otoño e invierno, lo que implicará un aumento de la humedad desde el sur de California y Baja California hasta la costa del golfo de México, y mayor sequedad en el noroeste del Pacífico y el valle de Ohio.

Asimismo, durante el invierno existe una mayor probabilidad de temperaturas más cálidas de lo normal en el norte del país. La aparición temprana de El Niño también ha llevado a que las Perspectivas de Huracanes en el Atlántico y el Pacífico Oriental para 2023, publicadas el mes pasado por la NOAA, destaquen la posibilidad de una actividad ciclónica fuerte en las cuencas central y oriental del Pacífico.

Los pronósticos sobre El Niño se actualizan mensualmente, mientras que la previsión de huracanes en el Atlántico se renovará a principios de agosto. Mantengámonos atentos a los cambios climáticos y tomemos medidas para adaptarnos a esta nueva realidad.

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Con información de El Financiero