El arresto del “Narco de Narcos”, Rafael Caro Quintero, a manos de la Secretaría de Marina en Sinaloa, fue un evento sin precedentes que acaparó los titulares nacionales y locales, sin embargo, la manera en que sucedieron las cosas sacó a la luz otro tema preocupante para las autoridades, las amenazas a perros antinarcóticos.
Una perrita de la Marina llamada "Max" formó una parte importante en la detección del capo, pues fue quien logró olfatearlo de entre los matorrales para detenerlo y ponerlo en manos de las autoridades.
De acuerdo con la SEMAR, el adiestramiento en búsqueda y rescate permitió al elemento canino ubicar a Caro Quintero, fundador del Cártel de Guadalajara, y quien además cuenta con 2 órdenes de aprehensión en su contra, así como con una orden de extradición a Estados Unidos.
Sin embargo, como "Max", otros perros han sido adiestrados para el combate al narcotráfico, lo que los ha puesto en la mira de las organizaciones criminales debido a que son los únicos agentes incorruptibles en la realización de este tipo de trabajos.
Para demostrar un poco de este hecho nos remontaremos al 2007, cuando el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) fue el escenario del secuestro de Rex IV, un perro integrante de la Unidad Especial Canina (UEC).
Se trataba de un pastor belga mallinois adiestrado en la detección de drogas, mismo que fue cambiado por un cachorro criollo cuando, junto a otros 6 perros de la UEC estaba siendo trasladado a Mazatlán, Sinaloa, donde fueron asignados para ejecutar una misión especial.
Fue hasta su llegada a Sinaloa que los agentes repararon en que Rex IV había sido reemplazado por un cachorro criollo, por lo que asistieron de inmediato a la en ese entonces Secretaría de Seguridad Pública Federal para interponer la denuncia.
El empleado encargado del traslado de los animales en el aeropuerto confesó que el cambio se llevó a cabo junto a dos de sus compañeros porque un sujeto los amenazó a punta de pistola.
Desde hace varios años, los criminales le han puesto precio a la cabeza de los perros que son agentes contra el narcotráfico, pues ellos descubren grandes cargamentos de droga e inclusive, como "Max", a grandes capos de la droga.
"Lucy", es otro can, una labrador que detectó explosivos en Ciudad Juárez durante los años en que la violencia azotó con más fuerza que nunca a esa ciudad fronteriza, estuvo en el blanco de las organizaciones por varios años e incluso ofrecieron una recompensa por su cabeza.
Trabajando inicialmente México, "Sombra", una perra entrenada para detectar narcóticos, también fue amenazada por los capos. La perrita trabajaba en la Dirección de Antinarcóticos de la Policía Nacional de Colombia y los narcotraficantes colombianos ofrecían una recompensa de hasta 70 mil dólares por su cabeza.
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