En un reporte titulado México: Crimen organizado y Organizaciones del tráfico de drogas, el congreso de los Estados Unidos señaló que, a tres años de asumir la presidencia del país, Andrés Manuel, enfocado en cambiar las condiciones sociales de la gente, ha dejado de lado la lucha contra el crimen organizado, permitiendo que estos grupos delictivos prosperen y crezcan con su estrategía de “abrazos, no balazos”.

El mismo documento señala que Obrador, durante su campaña presidencial prometió luchar en contra de la impunidad y la corrupción imperante en México. Sin embargo, señala el reporte, a más de tres años de gobierno, se han visto pocas promesas cumplidas en materia de justicia penal, por parte del mandatario.

Los congresistas externaron su preocupación por los índices de violencia que se desatan en la frontera norte de México y Estados Unidos a manos del crímen organizado, provocando que sectores económicos lícitos queden expuestos frente a la violencia, afectando negativamente tanto a México como a Estados Unidos, movilizando a civiles en busca de un lugar más seguro para vivir.

El reporte destaca la evolución en los últimos 12 años de los grupos criminales. Además del tráfico de drogas, los grupos delictivos se han especializado en el tráfico de personas, tráfico de armas y el robo de petróleo, según informa Aristegui Noticias.

De igual forma los sectores políticos también han sufrido las consecuencias de la nula respuesta del Gobierno Federal frente a los estragos del crimen organizado. Durante las elecciones del 2021 fueron asesinados aproximadamente cien diputados y otros más fueron amenazados. Miembros del congreso consideran designar como Organizaciones Transnacionales Terroristas (TCO) aunque no han encontrado motivos ideológicos o políticos que incentiven a tales grupos. Lo cual es importante para definirlos como grupos terroristas.

El reporte en cuestión analiza de igual forma los sexenios de Calderón y Peña Nieto, mencionando que sus luchas contra el crimen organizado propiciaron únicamente una fragmentación significativa de organizaciones delictivas, a las cuales Obrador no ha dado respuesta con su de su política “abrazos, no balazos”.

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