Jugadores de los Warriors de Golden State arribaron el miércoles al TD Garden para disputar el tercer partido de las Finales de la NBA, percatandose durante su periodo de calentamiento que las canastas tenían una altura errónea.
Utilizando una vara de 10 pies (3,05 metros) para medir, se confirmó que las cestas se encontraban un par de pulgadas (cinco centímetros) arriba de la altura reglamentaria, por lo que se realizó el ajuste rápidamente.
Durante la sesión de prensa, el entrenador de los Warriors, Steve Kerr, declaró que no tenía conocimiento del problema antes del partido, pero que no era algo poco común.
“Los jugadores tienen un ojo clínico para eso. Los jugadores saben (…) Imagino que todos salieron, lo vieron y se percataron que no se veía bien. Entonces mientras lo puedan resolver todo está bien”, aseguró.
Los equipos se repartieron los dos juegos en San Francisco antes de que la serie al mejor de siete se cambiara a Boston, en donde los Celtics, 17 veces campeones de la NBA, tienen un historial de éxito y una que otra artimaña, según el profesional.
Kerr, quien fuera anteriormente entrenador, gerente general y presidente de los Celtics Red Auerbach, fue acusado en varias ocasiones de todo, desde actos como cortar el agua caliente en el vestuario de los visitantes en el Boston Garden, hasta colocar en la cancha puntos donde el balón no rebotaba debidamente.
Por su parte, el miembro del Salón de la Fama, Bill Walton, integrante del equipo campeón de 1986, dijo que no creía que hubiera ocurrido algo inapropiado en relación con la altura de las canastas.
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