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Conoce la inspiración detrás de los personajes fantásticos de Guillermo Del Toro

Entérate de lo que hay detrás de una mente maestra en el cine de horror y fantasía

Todos los que conocen de cine saben quién es Guillermo del Toro, el cineasta que ha dado vida a múltiples personajes ficticios y de horror que se quedan plantados tanto en tu mente como en la industria fílmica. Ha proporcionado monstruos en títulos como “Hellboy”, “El Laberinto del Fauno”, “La Forma Del Agua” y “La Cumbre Escarlata” y se espera otro personaje increíble en su nuevo estreno “Espíritus Oscuros”.

Es bien sabido que del Toro ha tenido grandes problemas para producir sus ambiciosas películas, y se podría considerar que ha pasado más tiempo trabajando en proyectos que no lograron despegar que en aquellos que sí llegaron a buen puerto. Pero esto no significa que el también guionista no encuentre otras formas de mostrar su admiración y cariño por el terror, el horror y la fantasía. Como productor ha ayudado a lanzar y estabilizar la carrera de varios creadores como Scott Cooper con Espíritus Oscuros, Andy Muschietti con Mamá, André Øvredal con Historias de Miedo para Contar en la Oscuridad, cuyo concepto original vino de él porque alguna vez pensó en dirigirla. Como no puede ser de otra forma, él no se limita al apoyo emocional ni al económico, y siempre está dispuesto a prestar algo de su imaginación para que esas otras historias logren su objetivo.

Aunque por el físico de sus criaturas se suele asociar a del Toro con el horror, lo cierto es que su acercamiento original es a la fantasía, donde los toques más oscuros ayudan a resaltar los puntos de conexión con el mundo real. En sus historias, por mucho que estos monstruos puedan asustar, son los humanos y sus contradictorias formas las que en realidad llevan consigo lo terrorífico. Guillermo del Toro ha dicho en varias ocasiones que él no ve como malvados a los monstruos y se siente identificado con ellos. En ese sentido, el creador les otorga profundidad incluso cuando trabaja en guiones ajenos donde sí se usan como villanos.

Pacto con los monstruos

En una entrevista con BBC, Guillermo del Toro reveló que cuando era niño sí le tenía miedo a los monstruos y mucho. Constantemente se sentía observado y perseguido por ellos, pero en un intento por mantener la calma y hacer algo tan básico como levantarse en la madrugada para ir al baño, decidió hacer un pacto con ellos para que lo dejaran en paz. El trato era simple, él dedicaría su vida a contar sus historias y ellos no le harían daño alguno. Con esta nueva seguridad, los monstruos pasaron de enemigos a aliados que nunca dejó ir.

Mucho antes de filmar y estrenar Cronos, Guillermo del Toro siguió otra línea artística dentro de la industria. Como un joven que creció armando kits y maquetas, el director aplicó sus habilidades en el área de maquillaje y prostéticos, y en los ochenta fundó la compañía Necropsia. Las imágenes que nacían de sus pesadillas lúcidas y del recuerdo de monstruos como el de Warren Oates en el episodio “The Mutant” de la serie The Outer Limits, Gill-man de El Monstruo de la Laguna Negra, y el monstruo de Frankenstein, estuvieron siempre presentes para inspirarlo.

Cronos, protagonizada por Federico Luppi y Ron Perlman, era un proyecto que del Toro llevaba trabajando desde 1984 y aunque la falta de presupuesto es innegable, también lo es la claridad que tiene el director para crear mitologías que no dependen de grandes efectos visuales. Un sencillo artefacto, la promesa de la vida eterna y un cambio físico sin muchas complicaciones bastan para sustentar la historia. En ese sentido, Mimic debía ser una evolución y su primer gran paso en Hollywood donde el presupuesto ya no fuera problema para dar vida a sus preciosos monstruos. Por desgracia, la constante intervención de Harvey Weinstein sólo provocó que del Toro desconfiara para siempre de las productoras y se mantuviera firme en su decisión de controlar todos los aspectos de sus cintas.

Mimic y la desobediencia artística

Con Mimic, el director por fin tenía un guion que lo acercaba a los escarabajos, pequeños insectos que siempre le han llamado la atención. La cinta protagonizada por Mira Sorvino y basada en el cuento de Donald A. Wollheim , muestra cómo unos insectos son capaces de camuflarse entre la gente e imitar sus formas y lenguaje. Originalmente no estaba pensada para ser un largometraje sino un corto que formaría parte de una antología, y este cambio fue el primer obstáculo que del Toro tuvo que enfrentar. El desarrollo del monstruo también sufrió por la absurda actitud de los productores, pues ellos fueron los que dieron la idea de usar cucarachas en vez de los escarabajos originales, y aunque el creador no estaba de acuerdo decidió ceder. En 2011, del Toro estrenó lo más cercano a su corte original (nunca pudo filmar el final que tenía planeado) y la cinta funciona mucho mejor porque lo que en verdad asusta no es la repulsiva criatura sino lo imposible que es separar los avances científicos de las consecuencias mortales que implican estos descubrimientos.

Fantasmas del presente y Monstruos heroico

Con El Espinazo del Diablo el director logró por fin el equilibrio que tanto buscaba. Un mejor presupuesto le permitía acceder a mejores efectos, pero al no ser filmada en Hollywood no tenía que rendirle cuentas a nadie; mejor aún, el mismísimo Agustín Almodóvar (hermano de Pedro Almodóvar) le ayudó a producirla movido por su talento. Aquí se nota una madurez del autor, quien sabe que los monstruos y las extrañas criaturas son una metáfora, una vía para comunicar las injusticias de los hombres. El fantasma no representa sólo los secretos o la historia que se repite, aquí no es una amenaza sino la víctima y la esperanza de un cambio.

Que el monstruo sea el héroe sin perder esas cualidades es algo que lo llevó a aceptar filmar Blade II con Wesley Snipes, en la que usó referencias de Watchmen y Soy Leyenda, aunque no intervino en el guión escrito por David S. Goyer . Del Toro quería proponer una nueva visión de los vampiros que estuviera muy alejada del melodrama victoriano y los romances imposibles. Además de respetar la espectacularidad visual de los cómics, el director también utilizó leyendas muy viejas de vampiros para darle un toque especial; de manera específica, los reapers creados por Eli Damaskinos (Thomas Kretschmann) están inspirados en el folklore polaco donde estos monstruos tienen una especie de aguijón para atacar.

En muchos sentidos esta película puso a del Toro en el camino correcto para Hellboy y Hellboy II: El Ejército Dorado, protagonizadas por Ron Perlman y Selma Blair y basadas en las historietas de Mike Mignola . Gracias a su exitoso regreso a Hollywood, el director tuvo más presencia al momento de tomar las decisiones y defendió aspectos indispensables como tener a Perlman de protagonista y copiar a la perfección el look del personaje por muy complicado que fuera. Aunque los fanáticos quedaron encantados con estas entregas, la tercera nunca se concretó por la mala recepción en taquilla de la secuela, donde el director también se dio más libertad al momento de presentar criaturas como las famosas hadas que luego evolucionaría a algo más terrorífico en No Temas a la Oscuridad - 58%, de la que fue productor.

El Laberinto del Fauno: la princesa que soñaba con el mundo de los humanos

Entre la producción de estas secuelas, Guillermo del Toro filmó El Laberinto del Fauno, que para muchos es su mejor obra. Se trata de un giro a la clásica historia del “Elegido,” donde Ofelia (Ivana Baquero) debe pasar por varias pruebas para demostrar su verdadero linaje. La película se ambienta en la Guerra Civil Española, tal y como El Espinazo del Diablo, pero aquí la presencia de lo fantástico no existe para revelar secretos sino para lidiar con los horrores de lo real, y no porque el Fauno o las otras criaturas no existan es más bien que su existencia misma sirve para crear un reflejo de aquello que Ofelia no alcanza a ver en su cotidianidad.

En una aparición en The Charlie Rose Show, del Toro reveló que a lo largo de su vida, en varios episodios de sueños lúcidos percibía la figura de un fauno que se asomaba detrás del reloj de su abuelo. Como siempre, él dibujaba todas estas ideas y visiones en varios cuadernos y eventualmente se dio cuenta que tenía una idea muy fija sobre el Fauno y una pequeña niña que retomaría los elementos más macabros de los hermanos Grimm y Alicia en el País de las Maravillas. En el famoso libro de Gabinete De Curiosidades: Mis Cuadernos Colecciones y Otras Obsesiones, el director comparte muchos de los dibujos y notas que dieron vida a este guion en particular, como el laberinto y el aspecto original del fauno.

Innovando Hollywood

Con Titanes del Pacífico y la serie The Strain, basada en sus novelas, el director se apoyó de otros creadores y escritores para las historias. En The Strain se pueden ver a los vampiros tal y como del Toro los pensaba desde hace años: como seres cercanos a los parásitos y no como antihéroes románticos. Mientras que Titanes, el título de acción comparado una y otra vez con Evangelion, requirió la ayuda de John Knoll, supervisor de efectos visuales, para crear a detalle los robots y los kaiju. También se sabe que el director se inspiró en "El Coloso" de Francisco Goya y en "La Gran Ola" de Kanagawa de Hokusai, para lograr la sensación de inmensidad y vulnerabilidad del espectador común. De igual forma, la animación Tetsujin 28-gō, también conocida como Iron Man 28, fue clave para la tradición mecha que buscó respetar e innovar.

En La Cumbre Escarlata, el director de nueva cuenta toma a los fantasmas como monstruos que sirven para informar y proteger, pero no para dañar. El estilo está claramente influenciado por Posesión Satánica, que a su vez está basada en la obra Otra Vuelta de Tuerca de Henry James, donde la percepción de los fantasmas se deja totalmente a la interpretación y hasta a la psicología de la protagonista. Además, el aspecto espectral también luce similar al visto en El Espinazo del Diablo. Con esta misma madurez visual y narrativa, del Toro nos entregó La Forma Del Agua, donde el monstruo es, por fin, recompensado figurativamente al quedarse con el amor de la protagonista interpretada por Sally Hawkins.

En una entrevista para The Hollywood Reporter, el autor explica que la famosa criatura tiene claras referencias a Gill-Man, pero requirió una labor de más de nueve meses y el director admitió en más de una ocasión que es la cinta más complicada que ha tenido que diseñar. Para los peculiares sonidos que hace la criatura, el propio del Toro grabó su voz para añadir a la mezcla, cerrando este ciclo emocional donde se siente más representado por la figura del monstruo. La pintura de "El Fantasma de una Pulga" de William Blake también sirvió para trabajar la pose del monstruo.

Devorando mitologías en Espíritus Oscuros

Mientras los fans esperan Nightmare Alley, ahora llega a la pantalla grande Espíritus Oscuros, dirigida por Scott Cooper, producida por Guillermo del Toro y protagonizada por Keri Russell. Aunque aquí el famoso director no intervino en la historia original, sí ayudó a desarrollar el concepto para el Wendigo que aparece en la cinta. En una charla durante Comic-Con 2020 (vía IndieWire), del Toro explicó que su idea era mostrar al Wendigo no como un monstruo sino como un dios. En el folklore, el Wendigo fue alguna vez un hombre que se perdió en el bosque y no tuvo más remedio que cometer un acto de canibalismo para sobrevivir. Esto es visto como el máximo tabú y los espíritus lo condenaron convirtiéndolo en un monstruo hambriento de carne humana.

La película está inspirada en el Wendigo, una criatura del folclore de las tribus algonquinas. En la historia, Julia Meadows (Keri Russell), una profesora de un pequeño pueblo de Oregón, y su hermano Paul (Jesse Plemons), el sheriff local, descubren que Lucas Weaver (Jeremy T. Thomas), un joven estudiante, esconde un peligroso secreto de aterradoras consecuencias.

La cornamenta es el elemento que más destaca del Wendigo así que era obligatorio incluirla, pero también se decidió que el monstruo mostraría su conexión con la naturaleza, pero con un giro antinatural, por lo que sus huesos parecen hechos de carbón. El mexicano también fue el que tuvo la idea de adaptar cortezas, minerales y brasas para representar el peligro, y al igual que otras técnicas que ya había usado del Toro, el traje era real y animatrónico, pero mejorado con CGI en la postproducción. De esta forma el Wendigo se mantiene como una amenaza, pero también como un ser que es llamado por la propia avaricia y ambición del hombre que no contempla las consecuencias de sus actos.

La película ha recibido muy buenos elogios por parte de la crítica, así que esa es una razón más para que la veas en la pantalla más grande de tu cine más cercano.

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