Ante la contingencia sanitaria que surgió en 2020 por el coronavirus, miles de negocios tuvieron que adaptarse a las nuevas normas de higiene, por ello tuvieron que equipar a sus empleados con las herramientas necesarias, sin embargo, no todos cumplieron esto.

En marzo de 2020, cuando el expresidente Donald Trump declaró al COVID-19 una emergencia de salud pública, los gerentes de un McDonald's ubicado en la ciudad californiana de Oakland, les dieron a sus empleados cubrebocas hechos con pañales para perros y filtros de café. Cuando los trabajadores se quejaron, se les proporcionó cubrebocas desechables para lavar y reutilizar durante varios días, hasta que estos se desmoronaron.

Asimismo, los gerentes comentaron a los trabajadores que no podían ir a casa a pesar de que se sentían enfermos con síntomas claros de coronavirus, y demoraron en decirles a otros empleados que podrían haber estado expuestos al virus. Veinte trabajadores del McDonald’s se declararon en huelga en mayo de 2020 y demandaron a la franquicia en junio del mismo año, logrando que un juez ordenara temporalmente su cierre.

Luego de meses, los empleados del restaurante han logrado llegar a un acuerdo con la franquicia y consiguieron equipo de protección personal y un comité de seguridad en el lugar de trabajo.

El comité, compuesto por al menos tres trabajadores y un gerente, se reunirá mensualmente para asegurarse de que la tienda esté siguiendo el acuerdo y otras reglas de salud pública.

El acuerdo también requiere que la franquicia permita el distanciamiento social, desinfecte el equipo y las superficies y, si un trabajador da positivo en la prueba de COVID-19, les dé a ellos, y a los trabajadores expuestos, permisos pagados mientras estén en cuarentena.

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