Ante la pandemia global y sus terribles consecuencias en la economía y la vida de miles de millones de personas, parece un acto sumamente irresponsable compartir videos de conspiraciones, especialmente cuando es un ídolo mundial quien lo hace. En esta ocasión la persona que cometió ese error fue Madonna, estrella de la música conocida como “La Reina del Pop”.

El mismo video fue compartido por Donald Trump Jr., hijo del presidente de los Estados Unidos, y su cuenta de Twitter fue bloqueada por 12 horas debido a que difundía “información falsa”. Se trata de un clip de una polémica activista llamada Stella Immanuel, quien en el pasado ha propagado teorías de conspiración y actualmente promueve el no uso de mascarillas y el uso de hidroxicloroquina, un tratamiento que ha sido señalado como fraudulento e incluso peligroso por los expertos.

Madonna compartió el video e Instagram lo eliminó por la misma razón que Twitter bloqueó la cuenta de Donald Trump Jr.; en su publicación también escribió que ya existía una vacuna efectiva desde hace meses pero que los poderosos la estaban ocultando. La también cantante Annie Lennox arremetió contra Madonna por dar voz a charlatanas como Stella Immanuel.

Aunque claramente es irresponsable que la mujer más exitosa de la industria de la música comparta información sin verificarla, es importante mencionar que ella fue una de las pocas celebridades que a finales de los ochenta y principios de los noventa habló con frecuencia sobre la epidemia del VIH.

En el pasado ha admitido que solía hacer viajes al extranjero, México incluido, para comprar todos los medicamentos experimentales que había en ese entonces para tratar la infección por ese virus en una época en la que la Administración Federal de Medicamentos y Alimentos se negó a dar prioridad y velocidad a las investigaciones para el tratamiento del mismo.

Es decir, pasó por lo menos una década, experimentando de cerca cómo personas morían de SIDA debido a la poca importancia que por aquel entonces se le dio a ese problema de salud, el cual representó pérdidas cercanas a ella, como el de su amigo el diseñador Keith Haring o su profesor de danza, Christopher Flynn, la persona que, de acuerdo con ella, la inspiró a seguir sus sueños de volverse una artista y mudarse a Nueva York.

Por ello no es extraño, ante el desolador panorama que vivió junto a miles de personas en esos años, que sea escéptica ahora sobre el trato que el gobierno de su país (el número uno en casos a nivel mundial) le da al nuevo coronavirus.

Madonna incluso compartía boletas informativas sobre formas de prevención del VIH en copias de sus álbumes, puesto que sabía que sus fans eran una población en riesgo en su mayoría. Y en cuanto al nuevo Sars-Covid-19, hace unos meses donó también un millón de dólares al esfuerzo del multimillonario Bill Gates para desarrollar una vacuna.

Las actividades filantrópicas de Madonna han continuado desde esos primeros años de su carrera. Más recientemente construyó, a través de su fundación Raising Malawi, un hospital para niños en ese mismo país, uno de los más pobres de África, el cual visita de forma anual y que fue llamado como su hija Mercy James, la segunda de cuatro menores de edad que adoptó de esa nación desde que comenzó con su labor social por allá de mediados de la década de los años dos mil.

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En cuanto al Covid-19, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud siguen siendo básicamente las mismas que cuando inició la pandemia: lavarse las manos cuidadosamente con agua y jabón, usar cubrebocas cuando salgan al exterior y mantener una distancia de las personas. Admiren a Madonna, pero siempre investiguen a fondo los videos conspiranoicos.