El gobierno de México se prepara para la construcción de uno de sus proyectos más ambiciosos: El Tren Maya. Recientemente se dio a conocer que este usará diésel para su funcionamiento y no será eléctrico, pues representaría una opción más costosa.

Esto plantea un grave problema, pues las refinerías mexicanas no producen el combustible suficiente para abastecer la demanda del tren, menos aún cuando se trata del tipo Ultra Bajo Contenido de Azufre (UBA) destinado a reducir la contaminación.

La necesidad no se podrá cubrir ni siquiera cuando comience a operar la Refinería Dos Bocas en Tabasco, según datos de la Secretaría de Energía. Para resolver la falta de diesel se tendrá que recurrir a importar combustible.

¿Por qué decidieron que el Tren Maya no fuera eléctrico?

Según un análisis costo-beneficio del Fondo Nacional del Fomento al Turismo (FONATUR) se justificó que se compararon los costos de un tren diésel contra uno eléctrico y “se concluyó que el proyecto planteado con la base del diésel es menos costoso que el eléctrico en términos del Costo Anual Equivalente”.

En el documento redactado por dicho organismo se señala también que la alternativa eléctrica costaría 6.8% más que construir el tren impulsado por diésel. Otro de los retos hubiera sido la realización de estudios detallados para asegurar la viabilidad para la conexión de los centros de carga, entre otras restricciones, obras adicionales y mantener la confiabilidad del Sistema Eléctrico Nacional, mismo que puede generar retrasos.

Para colmo, el banderazo del Tren Maya se enfrenta al escrutinio del FONATUR quienes admitieron recientemente en una nota aclaratoria que dicho proyecto carece de una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), el cual es un requisito para cualquier obra de infraestructura desde hace 32 años.

Con información de Infobae