La prohibición estadounidense a las bebidas con graduación alcohólica fue una medida popular solo en el sur de ese país, en esa gran región definida por Willi Paul Adams como "el cinturón de la biblia". El mote se debe al ambiente puritano que reinaba en esa zona, uno de los últimos recursos de identidad que les quedaban tras la derrota sufrida a manos del norte en su Guerra Civil.
La Ley Volstead es producto del enfrentamiento histórico de las dos grandes zonas que se disputaron la primacía de la definición del proyecto nacional de los Estados Unidos. El gran perdedor de la Guerra Civil, el sur, se vengó magistralmente de sus enemigos yankis al quitarles el elemento central de la diversión del adulto de ciudad: el licor y aquello que giraba en torno a él.
Escenas como la siguiente eran cotidianas en los lugares donde la gente no censuraba el alcohol y por ende lo quería de vuelta en sus vidas:
La disputa por el alcohol se tradujo en una por el imaginario. El sur de los Estados Unidos acusaba al norte y este, urbano e industrial, de atentar contra sus buenas costumbres. Este imaginario se tradujo en un discurso de Leyenda Negra que muy pronto fue trasladado a la frontera sur, es decir, la de Estados Unidos-México, con énfasis particular en Tijuana, al asentarse con singular energía en la localidad las industrias de los placeres arriesgados.
Por supuesto que la cerveza fue uno de los protagonistas centrales de esas industrias que pusieron en el ojo del mundo a Tijuana. La cerveza encontró un espacio que permitió una derrama económica que dio mucho a esta ciudad, empezando por la migración.
La cerveza y demás actividades atrajeron visitantes pero también personas que buscaban trabajo bien pagado. Este poblado no puede explicar su crecimiento exponencial precisamente a partir de los años de la prohibición, fuera de esta misma.
La historia de la ciudad fue acompañada por cerveza. Por eso hoy ha sido declarada emblema de la ciudad.
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