Tijuana llegó a ser la frontera más visitada del mundo por la economía que aquí se desarrolló derivada de la prohibición estadounidense se desarrolló. Incluso, la ciudad ha sido llamada como "la puerta de entrada de América Latina".
Estas etiquetas forman parte de ese repertorio de adjetivos que hoy conforman un sentimiento de tijuanidad: aquél que permite despertar un discurso y sentimiento de arraigo y pertenencia por esta ciudad.
Sin embargo, este sentimiento, definido en primer lugar por el extinto Rubén Vizcaíno Valencia, es una reacción con cierto dejo de una subjetividad necesaria para darle postura a la ciudad frente al metadiscurso de la Leyenda Negra. La tijuanidad entonces forma parte integral de eso que ya podemos identificar como Leyenda Blanca.
La subjetividad, es decir, el sentimiento, la opinión, el imaginario, las formas de sentir y de pesar pueden ser estudiadas desde el universo de las ciencias sociales. ¿Cómo no tomar en cuenta, por ejemplo, lo que de esta imagen puede desprenderse?
La escena corresponde a esas cabinas que fueron montadas en el contexto del nacimiento del turismo en Tijuana para ofrecerle los primeros souvenirs al incipiente turismo en la localidad. Por la vestimenta de las personas, especialmente del varón que vemos en la imagen, la temporalidad corresponde a la Segunda Guerra Mundial.
Los cimientos de la Leyenda Negra de Tijuana fueron echados durante la prohibición estadounidense, pero el imaginario arraigó en el contexto de la Guerra. Los soldados estadounidenses hicieron de la localidad su lugar de esparcimiento, y era uno que estuvo lejos de ser considerado como moralmente correcto.
Testimonios de la época, como el del capitán de policía Joaquín Aguilar Robles, nos dibujan escenas un tanto dramáticas. Él mismo nos dice en sus documentos como la policía se veía sobrepasada por los desmanes de "la soldadesca americana". Incluso, como en varias ocasiones sacaron a soldados de "hogares decentes" a los que entraban creyendo, en sus borracheras, que se trataba de algún bar o casa de citas.
Como dijimos, estas fotografías se convirtieron en postales y estas postales son la base de ese discurso descalificador y estigmatizante. ¿Por qué llevarse un recuerdo de Tijuana que evoque se se estuvo en la cárcel, aunque se trate de una escenografía? Porque solo en Tijuana es normal portarse mal. Solo en Tijuana es una broma pisar la cárcel.
Por esto la tijuanidad ha entrado en escena. Por eso la necesidad histórica de una Leyenda Blanca.
josue.beltran@sandiegored.com
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