Con el último tiroteo de Texas, llevado a cabo por un hombre blanco no identificado como terrorista, el mundo y la población estadounidense continúa en el debate sobre el acceso a las armas de sus ciudadanos y la salud mental de los criminales.

Si no son hombres de raza blanca, los criminales pertenecen a alguna comunidad extranjera o son miembros de grupos racistas en contra de otras ideologías y pues claro, razas. No todos son afroamericanos, musulmanes o latinos, menos mexicanos, indica un análisis llevado a cabo por el portal Mother Jones que recupera información desde 1982 a la actualidad.

En el mismo registro aparece la información exacta de los crímenes realizados: la fecha, la locación, víctimas mortales y heridas, cómo obtuvieron las armas e información sobre su estado de salud mental.

El 54% en la lista fueron cometidos por hombres de raza blanca, el 16% los perpetradores fueron afroamericanos y el resto latinos y provenientes de Asia, todos hombres.

El primer crimen registrado, en este portal, fue la masacre en agosto de 1982 llevada a cabo por un maestro norteaméricano contra ocho personas en un taller y el último registrado fue el ataque en la iglesia de Texas del pasado domingo, donde 26 personas perdieron la vida.

Otra de las peculiaridades en común entre estos hombres es que la mayoría pertenecieron al ejército y fueron destituidos por deshonra, también poseen algún problema psicológico y otros tanto comparten el ser desempleados.

El criminólogo James Alan Fox explicó que comúnmente estos actos se realizan por un sentido de derecho sobre los otros.

"A menudo se quejan de que su trabajo fue tomado por negros, mexicanos o judíos. Sienten que un trabajo bien remunerado es su derecho de nacimiento. Es un golpe para su psique cuando pierden eso. . . . Si usted es miembro de un grupo que históricamente no ha experimentado el desempleo, hay un estigma mucho mayor para [perder un trabajo] que los que sí lo tienen" comentó.

Los factores son demasiados, para muchos el hecho de tener una fuerza en el gobierno, Donald Trump, que alienta al poder de la raza blanca, creando grupos de supremacía blanca, le hace creer a esta parte de la población que la única forma de preservar a América es terminando con la diversidad racial del país, donde latinos, afroaméricanos, religiosos o la comunidad LGBT, pierden la vida a mano de, mayormente, lobos solitarios con problemas sociales.

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