México

El Partido Verde "Ecologista" de México: Negocio familiar y club de mirreyes

Desde su nacimiento, el partido ha sido una gran estafa

Quien emana el mal olor es a menudo el último percibirlo y el Partido Verde Ecologista de México parece ser incapaz de oler su propia pestilencia. Nacido y desarrollado abiertamente como un gran negocio o - mejor dicho-una gran estafa, el partido del tucán se ha acostumbrado a jugar sucio sin consecuencias. La impunidad parece ser su estado natural. La mala noticia para ellos es que ni siquiera en el país de las trampas hay impune que dure cien años. El Verde ha estirado demasiado la cuerda de la marrullería y la ilegalidad, pero sus últimos experimentos no han sido tan redituables. Su estrategia de poner faranduleros y futbolistas a mandar tuits a favor del partido ha tenido un efecto boomerang. Si acaso esperaban que los mensajes de Miguel "El Piojo" Herrera, Marco Fabián y Alex Sintek, entre otros, redituaran en votos de última hora por parte de los indecisos, lo cierto es que la apuesta les falló. Quién sabe cuántos nuevos votos pudieron arañar, pero en cambio recibieron miles de twits de repudio y descalificación. Tal vez podrán decir que lo importante es estar en la cresta de la ola de las redes sociales sin importar si es en forma desfavorable, pero lo cierto es que los negativos del Verde se multiplican como la espuma en las últimas semanas. Por si fuera poco, la selección de México dio un partido lamentable ante Brasil y Piojo Herrera perdió las formas en la rueda de prensa cuando fue cuestionado por un reportero.

Del caricaturista Moskabrownen Facebook.

Ya que el Verde se apoya en futbolistas para violar la ley, recurramos a una metáfora futbolística para explicar su proceder.

El Verde es como esos equipos sucios y marrulleros que juegan al filo del reglamento y administran las tarjetas, aprovechándose de un árbitro ciego o de plano cómplice como es el Instituto Electoral. Son capaces de pagar el costo de recibir tarjetas amarillas o incluso rojas si al final sus marrullerías les sirven para ganar el juego. Es el equivalente a una oncena que no duda en cortar cada avance con faltas o incluso fracturar a un rival talentoso con tal de salir ganando.

El Verde es el partido que más jugo le saca a los recovecos e inconsistencias de nuestro endeble y pusilánime sistema electoral que parece premiar la marrullería y la estafa. Los verdes no violan la ley por descuido u omisión. Sus trampas son fríamente planeadas, calculadora en mano. Pueden violar perfectamente las vedas electorales o adelantarse a los tiempos sabiendo de antemano que la sanción es menor a la ganancia. Bienvenido el castigo cuando el daño está hecho. Los más de 185 millones de pesos que les han impuesto en multas (mismas que por cierto pagan con nuestro dinero) son muy poco si se consideran los más de 400 mil impactos en televisión a precio especial para amigos por cortesía de Televisa y Tv Azteca, sus mayores promotores y aliados.

A ello hay que sumarle los cineminutos en todas las salas del país, por no hablar de los anuncios espectaculares, vallas o letreros en camiones.

VIDEO: Brozo nos cuenta la nueva del PVEM y los salarios mínimos

En mayor o menor medida, todos los partidos políticos son corruptos, pero la diferencia del Verde es que desde su nacimiento ha sido una vil estafa. En sus 24 años de vida el PVEM ha sido abierta y descaradamente un negocio sucio.

El partido del tucán surgió en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari con la venia y el apoyo del salinismo y su primera participación fue en las elecciones federales de 1991.

Los verdes han sido excelentes rémoras de los partidos tiburones. En 2000 se supieron subir a tiempo al tren de la popularidad de Vicente Fox, pero se bajaron cuando el presidente de las botas empezó a perder rating. Desde entonces han sido los aliados ideales del PRI quien les garantiza la conservación de su registro. Nunca han sido un partido de multitudes, pero al igual que "la aventurera", saben vender caro su amor.

La mayor mentira empieza por su nombre y su logo pues nunca han sido nada parecido a un partido ambientalista que luche por la ecología. Vaya, los verdaderos partidos ecologistas europeos se ríen de ellos y ningún ambientalista mexicano los toma en serio. Lo de verde es y ha sido siempre un vil membrete. En sus filas no hay gente que luche o haya luchado por el medio ambiente, pero lo que sobra en cambio son juniors. El Verde parece ser el partido oficial de los "mirreyes". Parece ser que el único requisito de admisión es ser pedante, cabeza hueca y con deseos de enriquecimiento inmediato. Como partido rémora que es, el Verde ha demostrado una endiablada habilidad para cobrar comisiones por cabildeos y gestorías. Su líder moral, Jorge Emilio González, es uno de los personajes más cínicos y repugnantes que ha partido la política mexicana en las últimas décadas.

La supervivencia del Niño Verde como uno de los más descarados parásitos de las finanzas públicas, debería ser una vergüenza para cualquier instancia legislativa o sistema electoral que se dé a respetar.

El ya cuarentón niño ha sido captado infraganti lo mismo cobrando un soborno de dos millones de dólares por gestionar la construcción de un desarrollo en una reserva ecológica de Cancún o involucrado en la extraña muerte de una joven búlgara de nombre Galina Chankova, fallecida en extrañas circunstancias en una fiesta organizada por él.

La historia del Verde en Baja California ha ido muy a tono con el "mirreynato" que ejercen en el centro del país. Juniors tan turbios como los hermanos Ledesma Romo, Alfonso Blancanfort o Gustavo Almaraz, entre otros, han cumplido con reforzar el estereotipo de la mafia esmeralda.

El alcalde de Tijuana Jorge Astiazarán nunca se ha retractado de la acusación que hizo contra su cínico síndico, Arturo Ledesma Romo, a quien acusó directamente de extorsionarlo. Otra historia es el negocio de las carteleras de Eduardo Ledesma Romo, titular de la Comisión Nacional del Agua, que entró en conflicto de intereses con el ayuntamiento de Carlos Bustamante e incluso se permitió clausurar todos los anuncios que estuvieran en los alrededores del lecho del Río Tijuana, por afectar a su empresa. Otro tema son los permisos para ocupar la Zona Federal Marítimo Terrestre, en manos de Alfonso Blancanfort, donde se habla de comisiones a cambio de licencias.

La última apuesta del Verde fue Najla Wehbe, su candidata estrella para el Distrito 6. Orgullosa ahijada de la maestra Elba Esther Gordillo, a la cual ha dejado de presumir desde que se convirtió en presidiaria y apestada política, Najla da el perfil de chica fresita para un partido de juniors. Inteligente y con labia, Najla no hizo un buen papel como regidora del Panal y al parecer tampoco como candidata. Finalmente, perdió contra la panista de bajo perfil, María Luis Sánchez, en un distrito que la alianza PRI-Verde ya daba por ganado.

Najla Wehbe del Verde con Xicoténcatl y Chris López Imagen: "Los Mismos" en Facebook.
Najla Wehbe del Verde con Xicoténcatl y Chris López Imagen: "Los Mismos" en Facebook.

Al menos en Baja California, venderán tiempos de vacas flacas para el partido rémora. A nivel nacional, hubo una iniciativa impulsada por el académico Sergio Aguayo con más de 140 mil firmas para quitarle el registro al Verde, que igual no tuvo éxito con las autoridades electorales nacionales, pero logró sacudir la imagen de este club. Por ahora la estafa sigue redituando. De los ciudadanos depende que sea por mucho más tiempo o que acabemos de una vez por todas con esta farsa.

Nota originalmente publicada el 9 de junio del 2015.

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